Que dulce es la victoria!!

ADT “B” 70 – 65 Minguella

Parciales: (18-22) (18-17) (15-13) (19-13).

ADT “B”: (18+18+15+19): 7- Morón, A. (22) 9- Arnillas, I. (2) 10- Moya, L. (5) 14- Sienes, V. (2) 15- Redondo, A. (20) -cinco inicial- 4- Jiménez, R (7) 5- Espinosa, M. 8- González, O (4) 11- Rivas, A. (2) 12- Hurtado, D. (4) 13- Martínez, J. (1). Triples: 4- Jiménez, R. (1) 7-Morón, A. (2). Incidencias: hay un punto de tiro libre en el acta del que he sido incapaz de descifrar el anotador.

En ocasiones una derrota supone un antes y un después, un cambio, un nuevo amanecer.

Haz apenas un mes el Grup Barna nos aplastaba, en el que probablemente haya sido el peor partido de la temporada. Pero tras la derrota algo cambió. Las caras en los entrenos denotaban ganas, ambición. Parecía que dejábamos atrás la apatía y la resignación ante las derrotas. Dos semanas después, ante el St. Josep, firmamos un partido marcado por la entrega y el sacrificio, y pese a que, una vez más, sen nos escapaba la victoria, la imagen ya no era la misma. En el autobús de vuelta supe que, al fin, éramos un equipo.

El partido ante el Minguella era nuestra primera oportunidad de demostrar que el cambio no era flor de un día: Que queríamos luchar, competir, demostrar que somos dignos de la categoría y que a partir de ahora pensamos vender muy cara la derrota.

En la primera mitad y pese a la insistencia de Fede, no fuimos capaces de marcar el ritmo e imponer nuestro juego; íbamos a remolque de un Minguella que fue por delante desde el principio. Aún así, la diferencia en el marcador (-3 a la media parte), nos permitía seguir luchando por la victoria.

Tras el descanso, y ya en el tercer cuarto, volvieron las dudas, el mal juego y la falta de intensidad. Creí, sinceramente, que una vez más la victoria se nos escapaba. En el minuto 6 perdíamos de 10 pero no bajamos los brazos, y nuestra entrega, unida al acierto, tanto defensivo como ofensivo, de ciertos jugadores, nos permitió llegar al final del cuarto a solo un punto del rival.

Los últimos 10 minutos fueron de infarto: Con alternativas continuas, los errores se multiplicaban en los dos aros, los ataques eran cada vez más frenéticos. Los nervios parecían dominar el partido, pero un triple local en el minuto 5 supuso el punto de inflexión. A partir de ahí ya no dejamos de mandar en el marcador, llegando a disponer de una ventaja de 9 puntos. Pero no supimos matar el partido y los últimos instantes fueron una auténtica locura: A falta de 20 segundos la diferencia era solo de 4 puntos y dos errores locales en la última posesión hicieron temer lo peor, pero el rival no supo materializar sus oportunidades y con la bocina final estalló la locura: Habíamos ganado!!

Al fin volvíamos a saborear la dulce victoria.

Y sí, Alex, lloré!!
Lloré de ilusión, de tensión, de alegría, de rabia, porque pocos saben lo que nos ha costado llegar aquí, algunos siquiera creían que pudiéramos ganar, pero lo hemos conseguido, porque ahora, al fin, somos un equipo.
En el vestuario alguien dijo, “parece que hayamos ganado algo”. Pues sí, hemos ganado confianza en nosotros mismos, en nuestras posibilidades, y eso, a mi entender, supone una gran victoria. Ahora solo espero que sigamos trabajando igual, que mantengamos esta línea ascendente, porque me ha gustado sabernos ganadores y espero repetir. Qué me decís, repetimos?